En este contexto de gradual reducción de la inflación y una ligera mejora en el empleo adecuado, la probabilidad de que el Gobierno implemente reformas económicas radicales ha disminuido considerablemente dado su limitado capital político. Así, en octubre, los consumidores se mostraron menos pesimistas sobre su futuro con respecto a meses pasados. No obstante, las expectativas de los consumidores se mantienen bastante golpeadas y el porcentaje que espera que su situación económica empeore en los próximos doce meses aún se mantiene en sus niveles más altos (ver gráfico inferior).
Hacia delante, es muy probable que esta ligera mejora en la confianza de los consumidores no se traduzca en una tendencia sostenida de recuperación. La situación económica de los consumidores aún se mantiene deteriorada, la mayoría aún considera que es difícil encontrar empleo y el porcentaje que espera que su situación empeore en los siguientes doce meses continúa en niveles históricamente altos.
En consecuencia, reafirmamos nuestra proyección de desaceleración del consumo privado el próximo año (de 4,2% en el 2022 a 2,8% en el 2023). Las mejoras observadas en el entorno en los últimos meses son principalmente parte del “rebote” poscovid que ya está comenzando a agotarse. Esta desaceleración de la actividad económica continuará en el 2023 – esperamos que el PBI crezca solo 2,5% –, lo que dificultará la creación de empleo formal en los próximos meses. En consecuencia, la principal fuente de mejora en la confianza de los consumidores sería la reducción gradual de la inflación, aunque esta se mantendrá alta durante buena parte del 2023. Así, la recuperación de la confianza también será paulatina y se mantendría en niveles pesimistas gran parte del próximo año.