Apoyo Consultoría: zona sur sostendría crecimiento país en 2025, ¿por qué?
Por Iván Portocarrero.
La incertidumbre es lo que define a la economía en el 2021. “No es un año para hacer proyecciones”, afirma Hugo Santa María, economista jefe del Servicio de Asesoría Empresarial (SAE) de Apoyo Consultoría, quien en entrevista con Gestión expone cómo es que además de la pandemia, la política se ha convertido en un elemento fundamental para el corto y largo plazo de la recuperación económica.
¿Qué rol viene cumpliendo el Congreso de la República para reactivar la economía?
(El Congreso) es un elemento que irrumpió en la escena política con más fuerza que antes en el último año, pero aún más en la económica, en particular dando leyes y regulaciones importantes y malas: el retiro de los fondos de la ONP, este último retiro de las AFP o la ley de topes de tasa de interés, qué termina siendo una norma de promoción al crédito informal.
¿Considera que el Congreso de abril podría ser diferente?
Lo que sabemos es que el nuevo Congreso va a ser fragmentado. Si uno ve las encuestas, hay entre 8 y 10 bancadas dependiendo de cómo se hagan los números. Eso ya lo hemos visto antes, pero esta es la primera elección que no vamos a tener reelección en el cargo.
¿Qué implica el que no haya reelección?
Hicimos un trabajo de análisis con los perfiles de los candidatos, y encontramos que, en general, tienen bajos niveles de experiencia laboral y en particular muy baja experiencia en cargos electos o en la administración pública. Es decir, van a ser congresistas poco experimentados.
¿A qué se refiere cuando dice que tienen poca experiencia laboral?
El promedio de edad de los candidatos es de 46 años, son relativamente jóvenes. Pero el promedio de experiencia laboral declarada está alrededor de 10 años. Normalmente a los 40 años uno ha trabajado bastantes años, pero esto parece una experiencia laboral corta.
¿En el caso de la experiencia en el sector público?
Cuando se ve si es que han sido electos o tienen alguna experiencia dentro de la gestión pública, hablamos solamente de meses, es decir, nada. Eso es porque hay algunos que tienen algo de experiencia, pero hay muchos otros que no tienen nada.
¿Se ha visto el tema de participación política?
Sí, en la participación partidaria, salvo Acción Popular, casi todos tienen unos muy pocos meses de afiliación. Es decir, vamos a tener un Congreso sumamente inexperimentado.
¿Qué impacto tiene esto sobre la economía?
Va a incidir en la producción regulatoria del Congreso. Se dio en este último año, que es el que tiene el promedio más rápido de producción de leyes que hemos visto en los últimos años, y a un ritmo tres veces más rápido que otros Congresos. Se queman etapas, se exoneran de comisiones y llegan muy rápido al pleno del Parlamento.
¿Hay propuestas que se repiten en los planes de los candidatos?
Hay consenso en muchos candidatos sobre el tema del cambio constitucional, pero -en detalle- hay de todo, desde quienes quieren una Asamblea Constituyente hasta los que dicen que quieren una anticorrupción. La etiqueta del cambio constitucional se ha convertido en ese cajón de sastre donde han metido casi todos los elementos de
campaña.
¿Específicamente en el tema económico?
Están de moda los temas relacionados al sistema financiero como las AFP o bancos. Pero los temas que se hablan en Lima no son los mismos que en las regiones, donde sale más el tema de la minería, el agua o la promoción de la pequeña empresa.
¿Algún grupo político tiene propuestas más consolidadas?
Hay mucha dispersión en general. Dentro de cada bancada hay pensamientos particulares. El fraccionamiento va a ser bastante grande. Sí encontramos que hay un par de partidos políticos donde los congresistas hacen más eco de lo que dicen sus candidatos presidenciales como Juntos por el Perú y Fuerza Popular, que tienen un discurso bastante unificado, en los demás no hemos encontrado eso.
¿Cómo ve la economía en medio de esta incertidumbre?
Esa es la pregunta más difícil. Este es un año en el que no se pueden hacer proyecciones. Tenemos que hacer escenarios. La diferencia es que para hacer esos escenarios de cómo podríamos vernos el 2021 tenemos que hacer varios supuestos.
¿Qué tipo de supuestos?
Tenemos muchos que son bastante importantes y que no tienen que ver con lo que conocemos los economistas. Primero, está la pandemia, donde hemos supuesto que el Perú alcanza un nivel de vacunación cercano al objetivo planteado recién el año 2022. Además asumimos algunas restricciones más, parecidas a las de marzo, porque la economía, las familias, las empresas, el Estado -en su capacidad de soporte-, no aguantarían cierres totales como los del año pasado.
¿Cómo se traslada este escenario a la economía?
Estamos viendo un crecimiento bien chato este año. Con el nivel de actividad económica de hoy, vemos poca aceleración del nivel de la actividad en el resto del año. El Perú va a crecer entre 8.5% o 9.5% -va a rebotar simplemente por aritmética- dependiendo de lo que se haga, el nivel de avance de la pandemia y cómo puede entrar en el escenario, o la incertidumbre electoral.
¿Qué va a definir estas cifras?
Además de la vacunación, también será clave quién será el nuevo presidente y cómo va a estar conformado el Congreso. Serán muy importantes las señales y acciones rápidas que tome el próximo Gobierno.
¿Cuáles son esas señales y acciones?
Las que van a dar mucha información sobre lo que sucederá será el nombramiento del directorio del Banco Central de Reserva, que según la Constitución se renueva en su totalidad. También de la SBS, el nuevo Tribunal Constitucional, que para el entorno económico tiene mucha importancia porque se está volviendo la instancia de moderación del riesgo regulatorio.
¿Qué tanto está golpeando la política a la economía?
Ese divorcio del que antes se hablaba entre política y economía, no existe, nunca existió. Cuando la economía crece 6% o 7%, uno se olvida de la política, pero es super importante porque nos está afectando el corto plazo y nos van a afectar las decisiones políticas que se tomen en los próximos meses.
¿De qué manera?
Si se asume que el nuevo Gobierno reconoce la importancia de mantener la disciplina económica, pero también habrá cierto populismo a nivel microeconómico y sectorial en el Congreso, el crecimiento 2021 debe estar entre 8.5% o 9.5%. Es decir, el 2021 termina siendo clave para lo que vaya a pasar en la economía hacia adelante. Lo que me preocupa a partir del 2022 es esa falta de ambición por hacer cosas que promuevan la competitividad, que aceleren el crecimiento. El próximo año, con un escenario pasivo, Perú podría crecer alrededor de 4% y en el 2023 alrededor de 3%. Para un país con un nivel de pobreza cercano al 30% y con una situación de precarización del empleo, es insuficiente.
¿Qué se puede hacer para cambiar esta situación?
Hay palancas que se pueden mover. La inversión pública y grandes proyectos de inversión que el Gobierno tendría que apoyar un poco para que sigan progresando. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ya dijo que esa será su “bala de oro”. Hay un reto para la gestión pública en los proyectos. A veces el MEF aprieta un botón y nada se mueve. El próximo Gobierno tiene que hacer mucha gestión, hablar poco y hacer mucho para que esto se siga moviendo. Eso depende de un manejo político.
¿Acciones más políticas que económicas?
El nuevo gabinete va a tener que tener una capacidad de hacer política enorme, tal vez mucho mayor de la que fue necesaria en el pasado, para lograr una relación funcional con el Congreso y el resto de la administración pública.
¿Con qué entidades?
Gobiernos regionales y locales. Por ejemplo, en los casos de Majes o Chavimochic, que están parados, las soluciones técnicas ya están, lo que no se ha podido desatar es el nudo político. Hoy en día hacer política económica va a requerir hacer mucha política a secas.
“Se ve un cambio generacional en sector empresarial”
“Hay una frase que es cursi pero es muy cierta: de esta tenemos que salir todos juntos”, señala Hugo Santa María al referirse al rol al sector empresarial y su relación con el Estado en este periodo de crisis económica.
El economista considera que luego del golpe de la pandemia sobre los empresarios, se ha visto un cambio de actitud buscando hacer las cosas de manera diferente.
“Estamos viendo un cambio de actitud y también en la acción, además de un cambio generacional y de liderazgo en el sector empresarial. Están surgiendo nuevos líderes”, refirió.
Puso como ejemplo la elección de Óscar Caipo como presidente de Confiep, Elena Conterno que dirige IPAE, y a nivel regional, Rosario Bazán en el norte, quienes tienen un “ADN de liderazgo de valor compartido y la necesidad de cooperación y de diálogo
con las autoridades”.
“Tengo esperanza de que se puede reconstruir lo que hemos perdido con la crisis y en los últimos años. Son estos canales de diálogo y de cooperación buscando un sentido común, más allá de las ideologías, el camino para lograrlo”, precisó el economista de Apoyo Consultoría.
“Hay que buscar formas creativas para dinamizar el ahorro”
Así como la economía de la mayoría de las familias en el Perú ha sido duramente golpeada por la pandemia, hay otro grupo pequeño que sí ha logrado mantener sus ingresos e incrementar sus ahorros.
Según Hugo Santa María, esto es un potencial fuente para dinamizar la economía, si es que se logra que ese ahorro pueda ir a mover el consumo. “Hay que buscar formas imaginativas como creativas para dinamizar todo el ahorro que se ha ido generando”, precisó.
Ya el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, había afirmado que el crédito hipotecario podía ser uno de los vehículos para canalizar este dinero en la economía.
Sin embargo, el economista de Apoyo señaló que además de las medidas estatales, también el sector privado tiene que notar que hay algunas luces de oportunidad y generar las propuestas de valor adecuadas para inducir a que ese ahorro entre al circuito económico.
Por el lado fiscal, Santa María señaló que de ahora en adelante, el Estado va a tener que ser mucho más responsable con los recursos que lo que fue en el pasado. De lo contrario, la deuda pública se puede disparar.