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Elecciones Perú: ¿Qué retos de gobernabilidad enfrenta Pedro Castillo?

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21/07/2021

Artículo de Forbes Colombia.

La polarización y la confrontación política crean un escenario retador para los próximos cinco años del recientemente proclamado presidente electo del Perú.

El profesor Pedro Castillo, del partido de izquierda Perú Libre, fue proclamado presidente electo del Perú por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) anoche, 43 días después de que se realizara la segunda vuelta presidencial, el pasado 6 de junio. Así, la autoridad electoral consignó los resultados definitivos de los comicios en los que Castillo obtuvo el 50,12% de los votos válidos frente al 49,87% de la candidata de derecha, Keiko Fujimori.

La demora del JNE en la proclamación de los candidatos electos –Castillo y su compañera de fórmula, la primera vicepresidenta electa, Dina Boluarte– fue generada por la revisión de cientos de actas de votación impugnadas y solicitudes de nulidad de votos.

De esta manera, tras la entrega de las credenciales presidenciales a Castillo y Boluarte por parte del JNE prevista para esta semana, el próximo 28 de Julio se realizará el traspaso de mando presidencial en el Congreso de la República y Perú Libre asumirá la administración estatal de los próximos cinco años.

Ese día también se celebrará asimismo el Bicentenario de la Independencia de la República del Perú. En medio de un escenario de alta tensión política, es de esperar que la celebración dure poco y no haya ‘luna de miel’ para Castillo, explican tres analistas a Forbes Colombia. Ellos señalan que el flamante mandatario peruano lidiará, de arranque, con dos retos de gobernabilidad.

Dilemas de legitimidad

El primero de los desafíos mencionados por los expertos es la legitimidad. A juicio de Paula Muñoz, profesora de la Universidad del Pacífico, los cuestionamientos vertidos sobre la idoneidad de la labor de las autoridades electorales peruanas —de hecho, el partido de Fujimori señaló que hubo fraude— y las dudas sobre el partido de Gobierno, Perú Libre, crean problemas de legitimidad para Castillo. Sobre esto último, cabe mencionar que el jefe del partido de izquierda, Vladimir Cerrón, fue condenado por el delito contra la administración pública, hecho que lo descalificó para acompañar al presidente electo en su fórmula de campaña. “Los cuestionamientos que hemos tenido de fraude, que finalmente han demostrado ser infundados, han dañado la legitimidad de las elecciones y, con eso, la legitimidad de origen del nuevo gobierno”, sostiene la académica.

De su lado, María José Gallo, jefa de análisis político del Servicio de Asesoría Empresarial de Apoyo Consultoría, coincide con la frágil legitimidad institucional con la que iniciará Castillo la gestión. A su entender, esta situación se explica por la polarización social experimentada durante los comicios. “Los cuestionamientos de uno y otro lado hacen que el próximo Gobierno nazca con un problema de legitimidad de cara a un segmento de la población”, opina Gallo y advierte que este dilema podría crear altos incentivos para impulsar medidas populistas.

En tanto, Jorge Aragón, investigador del Instituto de Estudios Peruanos, observa el mismo riesgo que Gallo. “Está asumiendo un Gobierno que tiene un sector del país y grupos que le han dejado claro que van a hacer todo lo posible por conspirar”, añade.

Estabilidad de poderes

El principal frente de choque del Poder Ejecutivo a cargo de Castillo será el Congreso, observan los analistas. Al respecto, anticipan que Perú Libre tendrá que dialogar con un Parlamento fragmentado, integrado por diez bancadas políticas, entre las cuales el oficialismo participará como la minoría más amplia, con 37 de 130 escaños. “Nuevamente vamos a tener un Gobierno con una oposición muy grande”, afirma Muñoz. En ese sentido, agrega que el escenario será difícil para Castillo, considerando la historia reciente del Legislativo sobre el uso “ligero” de procedimientos y normas de mecanismos excepcionales, como la vacancia presidencial.

Para Gallo, considerando los acercamientos de algunos partidos durante los comicios hacia Perú Libre, sí existe posibilidad de tejer alianzas para la bancada oficialista sobre asuntos puntuales, pero “no duraderas en el tiempo”. No obstante, dicha proximidad será esencial para que Castillo pueda cumplir con las propuestas de cambio prometidas en campaña, que han generado expectativas en un segmento de la población, repara.

En esa línea, Aragón apunta que, sumado a los menores recursos que posee el Estado tras los gastos públicos para atender la pandemia por Covid-19 y a la oposición congresal, la poca coordinación de la bancada de Perú Libre afectaría posibilidad de impulsar las reformas ofrecidas por el candidato de izquierda. Aragón atribuye la situación interna de Perú Libre a la improvisación con la que se gestó el partido, una condición estructural del sistema político de partidos en el Perú advertida también por Muñoz y Gallo. “Hay un desfase muy marcado entre los objetivos y las promesas de Castillo y lo que está en condiciones de poder llevar a la práctica”, opina Aragón. ¿Y la Asamblea Constituyente, bandera de campaña del Perú Libre? Para Muñoz, no es políticamente viable “olvidarse” de dicha promesa. “La pregunta va a ser si van a optar por una agenda radical o una agenda más consensuada políticamente, negociando estos temas, dentro de los cauces de la institucionalidad democrática vigente”, enfatiza.

Un quinquenio retador

Para los próximos cinco años, Gallo avizora un escenario de “turbulencia política muy alta” similar al que afrontó el expresidente Pedro Pablo Kuczynski, tras proclamarse vencedor en los comicios del 2016 ante Keiko Fujimori por poco más de 40 mil votos. “Lo que vemos es que el ruido político se va a mantener los próximos cinco años y, probablemente, afecte decisiones de inversión”, afirma. Para la analista, un elemento clave en aras del equilibrio será la definición de los miembros del gabinete que acompañarán a Castillo en su gestión. A su juicio, otra solución no menos importante es el impulso de una reforma política que, a través de un renovado marco institucional, contenga o evite eventuales crisis de gobierno.

Muñoz coincide con Gallo en que los años que vendrán serán críticos. “Lo más probable es que tengamos un Gobierno donde la inestabilidad prime”, dice. De allí que la experta resalte la necesidad de que el Ejecutivo proponga una negociación política amplia desde el comienzo a fin de evitar una confrontación radical, que sería, en su opinión, el escenario más grave.

“Eso escalaría la tensión muy rápidamente y podríamos terminar con una crisis, que llegue a necesitar que tengamos nuevas elecciones”, anticipa. Para sortear dicha situación, será clave la elección del primer ministro, opina Muñoz. En efecto, el fin de semana pasado, un asesor de prensa de Castillo dio a conocer vía Twitter que dicho rol recaería en el exlegislador Frank Najar. “Tiene que ser alguien con mucha capacidad de generar negociaciones; alguien muy hábil, con capacidad de líder, de entablar acuerdos, consensuar y también pelearse, pero selectivamente”, conceptualiza.

De su lado, Aragón también advierte un escenario complejo para el próximo quinquenio. Observa que podría haber confrontaciones constantes y desleales, que se diriman “casi al margen de lo legal”.  “Si a eso le sumas el nivel de enfrentamiento de actores políticos que van a estar en el Congreso y que es un candidato de una organización política que se ubica en una posición dura de la izquierda, están dadas todas las condiciones para que estos sean cinco años de mucha inestabilidad y pronóstico reservado”, remata.

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