Este mes, el panorama político se mantuvo relativamente estable, pese a la disminución de la aprobación de la presidente Boluarte. A pesar de su baja popularidad, la mejora técnica en algunos ministerios, el agotamiento tras casi tres meses de protestas y el acercamiento a la centroderecha en el Congreso le han permitido a la presidente sostenerse en el cargo.
El fortalecimiento de la relación Ejecutivo – Legislativo ha favorecido a que el Gobierno cuente con un bloque relevante de respaldo. Este nuevo contexto se explica por el objetivo de los poderes del Estado de mantenerse en el cargo hasta el 2026; además, la menor conflictividad, que mitiga la sensación de crisis y el contexto favorable a espacios de negociación con el Congreso (p.e. fuertes lluvias).
El contexto de calma le permitirá al Gobierno tener una agenda más propositiva, en una coyuntura de consenso; sin embargo, por el momento, las medidas del Ejecutivo se han limitado a mitigar los efectos de los desastres naturales. A pesar de una coyuntura de tranquilidad, aún persisten otros riesgos latentes como la presentación de iniciativas populistas desde el Congreso.
En abril, el panorama político se mantuvo relativamente estable, a pesar de la nueva disminución en la aprobación de la presidente Dina Boluarte, que ha sufrido una caída de seis puntos desde que inició su mandato (ver gráfico a continuación). Pese a su baja popularidad, limitada trayectoria política, así como el pasivo inicial de los fallecidos en las protestas, la presidente ha logrado sostenerse en el cargo, aunque entre la fragilidad y la precariedad. A la fecha, algunos factores que han jugado a su favor incluyen la mejora técnica en algunos ministerios, el agotamiento después de casi tres meses de protestas y el acercamiento a la mayoría de centroderecha en el Congreso.
La presidente no ha logrado capitalizar los episodios de lluvias, por lo que no se evidenció una mejora en su aprobación. Solo el 13% consideró que Boluarte está liderando los esfuerzos contra los desastres naturales (Datum, abril 2023). En contraste, durante la gestión de Pedro P. Kuczynski, que también enfrentó el FEN, se evidenció un aumento de 10% en la aprobación de abril y el 51% señaló que estaba abordando adecuadamente los desastres (Datum, abril 2017). La diferencia se explicaría porque la presidente inició su gestión con una legitimidad muy baja que resulta difícil remontar. Aunque el Gobierno ha introducido medidas de ayuda para los afectados y ha promovido esfuerzos de recuperación económica, los efectos probablemente serán más evidentes en el segundo semestre.
Este mes estuvo marcado por la reconfiguración del gabinete, que no implica un giro en la política de Gobierno, sino que tuvo como objetivo reemplazar a los ministros que estaban siendo cuestionados. El nombramiento más relevante es el de Antonio Valera en el Ministerio de Trabajo. La gestión del ex titular del sector, Luis Adrianzen, fue cuestionada por no mostrar intenciones de revertir ciertas regulaciones laborales instauradas durante el gobierno de Pedro Castillo, como las limitaciones a la tercerización laboral. En contraparte, Valera se ha mostrado en contra de esta medida. Por otro lado, la designación de Magnet Márquez en Educación fue objetada por un sector de la centroderecha, ya que implicaría un desacuerdo frente a las declaraciones de su antecesor contra la CIDH. A pesar de ello, la ministra mantendría una postura similar, ya que ocupó el cargo de viceministra durante la gestión del ministro saliente. No se espera que la alianza entre el Gobierno y el Congreso se vea afectada por estas nuevas designaciones.
En este contexto, la relación Ejecutivo – Legislativo se ha fortalecido y pese a no contar con una bancada, el Gobierno mantendría un bloque relevante de respaldo. Prueba de ello fue el resultado favorable a la presidente Boluarte de la votación para admitir a debate la moción de vacancia en su contra, que se rechazó con 64 votos y 10 abstenciones. En los últimos meses, esta alianza implícita se ha fortalecido y esto se explica por cuatro factores: (i) el Ejecutivo y Congreso coinciden en el objetivo de llegar al 2026, (ii) el debilitamiento de la alianza de izquierda en el Congreso, (iii) la menor conflictividad mitiga la sensación de crisis y (iv) la coyuntura favorece a espacios de negociación con el Congreso (p.e. fuertes lluvias).
El entorno político de calma ofrece un espacio para una agenda económica más propositiva por parte del Gobierno. En esta coyuntura, el Ejecutivo presentó algunas propuestas como el recientemente aprobado crédito suplementario y la creación de una Autoridad Nacional de Infraestructura; el Gobierno tendrá que negociar con el Congreso el apoyo a la última medida. Por el momento, las propuestas del Ejecutivo han sido reactivas a problemas coyunturales, como en el caso de los desastres naturales. Sin perjuicio de ello, se espera que el Gobierno se vea en la obligación de tomar posición frente a la reforma de pensiones en las próximas semanas, como señaló el ministro de Economía.
Pese a la mejor relación entre los poderes del Estado, que podría brindar cierta calma, así como la mejora en la convocatoria de cuadros técnicos en el Ejecutivo, aún persisten otros riesgos. En el último mes se evidenció un incremento en la presentación de proyectos de ley regulatorios. En parte se explicó por medidas que buscaron responder a las condiciones climatológicas; además, la regulación de otros sectores de interés del Legislativo como laboral y banca.A pesar de que las iniciativas para los sectores mencionados podrían tener un alto impacto, se ha evidenciado una baja tasa de aprobación. De hecho, mientras que en la anterior gestión esta fue de 30%, actualmente es de 17%.Sin perjuicio de ello, algunos temas han resultado populares entre los legisladores, como pensiones. En esa línea, en las próximas semanas se podría debatir un nuevo retiro o incluso la reforma del sector.
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Analista senior
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