Lidiando con una recuperación económica en forma de K
El 2021 arrancó con algunos retrocesos. Con el fin de mitigar el impacto de la segunda ola de contagios por COVID-19, en los últimos meses el Gobierno dispuso medidas restrictivas más severas y extensas –en comparación a las de fin de año–. Reflejo de ello, la operatividad de la economía ha retrocedido a niveles cercanos a los observados en junio, cuando estábamos en la segunda fase de reapertura económica. Y, como consecuencia, en enero y febrero la actividad económica se habría contraído nuevamente, luego de haber recuperado niveles prepandemia al cierre del 2020.
Ahora, el principal reto económico será evitar una recuperación en forma de K. Un proceso de recuperación de este tipo es preocupante, pues conduce a un incremento de la desigualdad, dado que implica que hay segmentos de la economía, de la población y mercados que se recuperan mientras que otros retroceden.
Hay algunos indicios de que estaríamos viendo este tipo de divergencias. De hecho, hemos identificado tres diferencias relevantes en los ritmos de recuperación: (i) entre sectores económicos, (ii) entre la actividad económica y el mercado laboral y (iii) entre segmentos de la población y niveles socioeconómicos. Para evitar que nos sigamos acercando a una recuperación en forma de K, que agudice las desigualdades en el país, es urgente que se implementen medidas económicas focalizadas.
En este contexto, hemos corregido a la baja nuestras proyecciones para este año. Previo a la implementación de la segunda cuarentena esperábamos un rebote del PBI peruano de 10% en el 2021. Si bien este escenario ya asumía la implementación de algunas medidas restrictivas focalizadas, el deterioro del frente sanitario y la severidad de las restricciones han sido mayores de lo que anticipábamos. Así, asumiendo una ampliación de las restricciones vigentes hasta por seis semanas y la implementación de un paquete económico equivalente al 1% del PBI, el crecimiento económico de este año estaría más cerca al 9,3%. Si bien el impacto agregado sobre la actividad económica será acotado, las diferencias entre sectores serán marcadas.
Aun así, no se puede descartar el riesgo de un deterioro más severo en la situación sanitaria que conduzca a restricciones incluso más drásticas. De hecho, un escenario en el que se implemente una cuarentena a nivel nacional por tres meses y el cierre total de fronteras podría llevarnos a un crecimiento más cercano al 8%.
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