La crisis sanitaria debido al COVID-19 en el interior del país tuvo un impacto progresivo y muy duro dado que superó rápidamente la escasa infraestructura hospitalaria y una capacidad de atención médica bastante limitada. Actualmente, los indicadores muestran un declive notorio en las tasas de contagio y fallecidos, al igual que en Lima; sin embargo, las regiones enfrentan el difícil reto de recuperar su actividad económica local y de preparase para posibles rebrotes del contagio.
El 2T2020 fue el peor trimestre para la economía nacional y esto se reflejó a través de históricas tasas de caída del PBI en las diversas zonas del país. En conjunto, el interior del país tuvo un impacto ligeramente menor en términos de contracción del PBI (-28%) que Lima (-32%). El mayor peso de algunos sectores primarios –como la minería o el sector agropecuario– en las provincias explica, en parte, este impacto algo menos negativo, dado que la mayoría de sus operaciones continuaron en marcha, aunque afectadas por problemas logísticos. Por ejemplo, la continuidad operativa de la minería y de la agroindustria de exportación en el sur y norte del país, respectivamente, permitió atenuar la caída de otros sectores que tuvieron que paralizar completamente, como la construcción o el turismo. En este sentido, la zona sur registró la mayor caída en sus ventas locales –PBI no primario– debido, en parte, a su mayor dependencia del turismo. En este contexto, el ingreso de las familias en el interior del país disminuyó 53% en el 2T2020 respecto del mismo periodo del año anterior, mientras que en Lima cayó 59% en el mismo trimestre.
El avance de algunos megaproyectos mineros en construcción y la regularización de la producción de las minas en operación; el impulso que le darán los acuerdos G2G a las obras de la Reconstrucción con Cambios, especialmente a partir del 2S2021; y el fuerte crecimiento esperado en la producción agroindustrial permitirán que el interior del país alcance un mejor desempeño que Lima en 2021. Como consecuencia, el PBI en el interior del país rebotaría 10,2% en comparación con una recuperación de 8,3% en Lima en el 2021, según las proyecciones de APOYO Consultoría.Desafortunadamente, este rebote no será homogéneo geográficamente ni generalizado a nivel sectorial. El caso de la lenta reactivación del turismo receptivo, por ejemplo, genera un enorme desafío para algunas regiones. Así, por ejemplo, la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo de Cusco estimó que el cese de las actividades turísticas dejó desempleados a más de 120 mil cusqueños –equivalente al 15% de la PEA regional– y estiman que al cierre del 2020 la tasa de desempleo en esta región se situaría alrededor del 28%, frente al 2% del 2019.
A pesar del fuerte crecimiento alcanzado en el periodo 2006-2013 y un menor ritmo en los últimos cinco años, el interior del país sigue presentando limitaciones estructurales que le impiden atraer mayores flujos de inversión. Según el sondeo empresarial SAE realizado en octubre, más de la mitad de los ejecutivos opina que la falta de infraestructura adecuada, el tamaño reducido de sus mercados y la interferencia política local constituyen las mayores dificultades para impulsar la inversión privada. A punto de iniciarse la campaña electoral del 2021, será muy interesante escuchar las propuestas de los candidatos para superar estas barreras.
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