Artículo publicado en El Comercio.
Estos días todos hablan del coronavirus y del temor de que este impacte negativamente en la salud pública y en la economía de nuestro país. Como economista, no hablaré del impacto en la salud, pero puedo mencionar algunas notas para analizar el potencial impacto sobre nuestra economía.
«Una certeza es que la llegada del coronavirus al Perú genera un reto enorme para la capacidad de respuesta del sistema de salud público.»
1. Este es un fenómeno que está afectando y afectará fuertemente el crecimiento global este año, sobre todo por el efecto de las medidas preventivas que las familias y los gobiernos adoptan para contener su propagación.
2. Buena parte del impacto económico hasta ahora se concentra en China, debido a las fuertes restricciones en el flujo de personas y al cierre temporal de empresas, lo que a su vez afecta la enorme cadena global de suministros. Afortunadamente, la información diaria muestra una reducción en el número de enfermos en ese país, la normalización en el flujo migratorio y una gradual recuperación en la operación de las empresas. Pero el impacto en países occidentales recién está empezando.
3. Por ahora, es muy difícil saber el impacto económico que el coronavirus tendrá sobre el Perú. Pero sí se puede afirmar que el sector más afectado será el turismo. Esto ha quedado claro a nivel global y el Perú no será la excepción, con una probable caída de ingresos en los servicios relacionados (vuelos, hoteles, agencias de viaje, etc.) este año.
4. Si la economía global se normaliza en el segundo semestre del año, el impacto sobre variables financieras locales podría ser acotado. El precio promedio de los metales que exportamos no se ha afectado tanto, mientras que el precio del petróleo que importamos ha caído fuertemente. En balance, si esto se mantiene, podría sostener o incluso aumentar la entrada de dólares a la economía, lo que impediría una fuerte depreciación del sol. Además, gracias a nuestro bajo riesgo país y a la reducción de tasas de interés internacionales a mínimos históricos, los costos de financiamiento para empresas y familias en el Perú se podrían mantener en niveles bajos, a pesar de la volatilidad en los mercados financieros.
5. Por último, el impacto del coronavirus sobre nuestra economía sí podría ser significativo si el número de contagios fuera tan alto y duradero que muchas personas no pudieran trabajar. Esto no solo cambiaría la composición del consumo –afectando las visitas a centros comerciales, cines, bares o restaurantes, pero beneficiando otros rubros–, sino también el consumo agregado, por el deterioro en la capacidad de generación de ingresos de la población. Este es el principal riesgo.
En medio de tanta incertidumbre, una certeza es que la llegada del coronavirus al Perú genera un reto enorme para la capacidad de respuesta del sistema de salud público –el cual tiene serias deficiencias, como la falta de camas o la escandalosa falta de agua y jabón en algunos casos–, en medio del peor brote de dengue de los últimos años. Pero también se trata de un reto de comunicación para que la población adopte prácticas adecuadas de prevención, sin caer en alarmismos (aunque ya se desabasteció el mercado local de mascarillas).