Aunque creemos que es poco probable una crisis generalizada del sistema financiero, sí vemos tres tendencias que generarán presión sobre el entorno financiero en el 2023.
En primer lugar, el crédito se encarecerá de manera generalizada, tanto para empresas como para familias. Las altas tasas de interés continuarán afectando los planes de inversión de las empresas, en un contexto en que el sector privado ya se mantenía cauteloso por la incertidumbre política y regulatoria.
En segundo lugar, se incrementará el riesgo crediticio, especialmente en los segmentos minoristas. Como respuesta, es probable que la banca sea más cautelosa en sus desembolsos de créditos.
En tercer lugar, persistirán las necesidades de fortalecimiento patrimonial en algunas entidades pequeñas del sistema.